“…La realización de actividad física a una intensidad que oscila entre moderada y vigorosa se ha vinculado a una mejor condición física cardio-respiratoria y actividad metabólica, un incremento en la masa ósea, así como niveles más reducidos de sobrepeso y obesidad (Huffman, Wilson, Van Horn, & Pate, 2018;Powell, Paluch, & Blair, 2011). Asimismo, la mayor frecuencia de práctica de actividad se ha relacionado con una menor sintomatología depresiva y ansiosa, así como mayor calidad de vida, bienestar subjetivo, capacidad resiliente y fortaleza mental (Moljord, Moksnes, Espnes, Hjemdal, & Eriksen, 2014;Monshouwer, ten Have, van Poppel, Kemper, & Vollenbergh, 2013;Sheperd, Krägeloh, Ryan, & Schofield, 2012).…”