“…Los documentales occidentales de corte antropológico, sobre todo aquellos que tienen lugar en contextos en los que también es fundamental el retrato de la fauna, difícilmente pueden eludir, aunque no sea ese su objetivo explíci-to, la evocación jerárquica, de corte colonial, que inevitablemente conlleva la propia actividad mediática y la accesibilidad que sus características tecnológicas comportan en comparación con la supuestamente poco "avanzada" sociedad que se retrata. Esa apreciación refuerza el énfasis en el rigor científico de los documentales por la dificultad de su realización, tanto técnica como ética (Tabernero, Jiménez Lucena y Molero, 2012;Wheatley, 2013;Tabernero, 2016). En la filmación de los Yanomamos, además, ya no se trataba de utilizar imágenes producidas por otros, como en los programas en los que Félix Rodríguez de la Fuente había ejercido literalmente de profesor desde su despacho (Fin de Semana, Televisión Escolar, Fauna, Aventura y Planeta Azul, entre 1964y 1973, sino que era él mismo con su equipo el que había ido a asegurar el rigor y la equidad de lo expuesto, y que tenía, ahora sí en primera persona desde el punto de vista técnico, una clara correspondencia con la competencia técnica cinematográfica de ese mismo equipo.…”