“…En cuanto a la educación, por una parte, la influencia de la formación sobre los estereotipos, las actitudes y los comportamientos estigmatizantes hacia estas personas ha sido probada en profesionales y estudiantes de diferentes ámbitos (Pingani et al, 2016;Sharp, Hargrove, Johnson y Deal, 2006;Smith, 2008). En cambio, otras investigaciones no han hallado relación entre la formación sobre trastornos mentales y la reducción del estigma (Covarrubias y Han 2011), ni un impacto significativo en la opinión y las actitudes de los estudiantes universitarios (Fresán et al, 2012;González, Tinsley y Kreuder, 2002;Zellmann, Madden y Aguiniga, 2014). En este sentido, por ejemplo, la educación podría no ser efectiva si se centra en explicar los trastornos mentales, principalmente en función de causas biogenéticas, ya que esto suele favorecer percepciones sobre las personas que los tienen como peligrosas, impredecibles, poco responsables de sus actos y, además, no suele favorecer la reducción de la estigmatización que pueden sufrir (Mannarini y Boffo, 2013).…”