“…En la literatura empírica, vinculada con el análisis del papel del sector externo sobre la determinación de la tasa de crecimiento del producto y el empleo, la hipótesis transversal es la ley de Thirlwall (2003), la cual sugiere que la expansión de la actividad económica estará sustentada en el componente de la demanda preponderante, las exportaciones, y, por lo tanto, el límite será determinado por el equilibrio comercial de largo plazo. En general, los resultados son heterogéneos y sujetos a diversas interpretaciones, entre otras razones, debido a sesgos en la estimación derivados por la presencia de cambios estructurales a nivel de país; la incorporación de paneles sin ponderar las diferencias en los distintos grados de desarrollo, innovación y características del sistema productivo entre las diferentes unidades de observación; la omisión de variables relevantes como la IED, la formación de capacidades tecnológicas o la variación de los precios relativos, particularmente para el caso de economías emergentes (Bekerman et al, 2015;Chena, 2014;de la Rosa et al, 2018;Dray & Thirlwall, 2011;Felipe & Lanzafame, 2020;Leško & Muchová, 2020;Molerés & Perrotini, 2013;Perrotini y Vázquez, 2018;Soukiazis et al, 2017) En un estudio para 11 economías de Europa del Este durante el periodo 1995-2014, Leško & Muchová (2020), evalúan la conjetura de convergencia y el papel del cambio estructural en este proceso. En sus resultados, hallan que los países de la muestra, en general, han experimentado un proceso de convergencia con respecto de los de la Unión Europea, derivado de las diferencias en el dinamismo de la competitividad no-precio, condición sustentada, señalan, en el incremento de la exportaciones de alta intensidad tecnológica; asimismo, encuentran una relación inversa entre déficit comercial y convergencia, lo que sugiere la importancia de apalancar la producción de exportación en bienes intensivos en tecnología.…”