El carcinoma hepatocelular (CHC) es una de las principales causas de morbilidad y mortalidad relacionada con el cáncer en todo el mundo. La mayoría de los casos ocurren en un contexto de cirrosis o hepatitis crónica. Los pacientes con CHC avanzado no disponían de terapias efectivas hasta el 2008, cuando el sorafenib, un inhibidor de la tirosina quinasa multi-target, demostró un beneficio en comparación con el placebo, en términos de supervivencia y tiempo a progresión de la enfermedad. Desde el 2016, diferentes tratamientos de primera y segunda línea con mecanismos de acción similares (lenvatinib, regorafenib, cabozantinib, ramucirumab) demostraron eficacia. Sin embargo, la investigación de fármacos que inhiben otras vías tumorales seguía siendo de máxima prioridad y los inhibidores de puntos de control inmunitario (ICI) mostraron resultados prometedores en el ámbito clínico para el tratamiento del CHC, revolucionando el manejo en estos pacientes. Recientemente, el anticuerpo contra la proteína de muerte programada-1 (PD-1), atezolizumab combinado con bevacizumab, demostró superioridad sobre el sorafenib en un ensayo clínico aleatorizado de fase III, convirtiéndose en la terapia de elección en primera línea. Actualmente están emergiendo resultados de múltiples estudios de fase III, que continuarán modificando el tratamiento del CHC. En este artículo se revisa la evolución y los cambios recientes de las terapias sistémicas para CHC, mostrando la secuencia actual de estos tratamientos, una vez iniciados.