punitivos de la adicción (Meurk, Carter, Partridge, Lucke y Hall, 2014). En esta misma línea, un estudio experimental realizado por Wiens y Walker (2015) ha concluido que el fortalecimiento de la creencia en un modelo de adicción como enfermedad cerebral no sólo no disminuye los sentimientos de estigma y vergüenza en personas con una dependencia leve-moderada del alcohol sino que incluso afecta negativamente varias de sus percepciones de agencia sobre la conducta de beber (p.ej., locus de control, estilo de afrontamiento y niveles de autoeficacia para el beber controlado). Asimismo, un estudio cualitativo sobre las implicaciones de conceptualizar la dependencia de nicotina como una enfermedad cerebral ha mostrado que la mayoría de fumadores entrevistados atribuían connotaciones negativas al témino enfermedad y consideraban que la etiqueta de enfermedad cerebral incrementaba el estigma y prejuicios contra los fumadores (Morphett, Carter, Hall y Gartner, 2017). Algunos participantes referían incluso que asumir un modelo biomédico podría obstaculizar la búsqueda de tratamiento y desanimar eventuales intentos de abandono del consumo de tabaco (Morphett et al., 2017). Finalmente, un estudio experimental en población general recientemente publicado ha mostrado que la atribución de la etiología de la adicción a causas genéticas disminuye significativamente (comparativamente a la atribución a causas no genéticas) los niveles tanto de agencia personal como de autocontrol sobre la conducta adictiva, siendo dichos efectos independientes del tipo de adicción E stimado Editor, Recientemente, el editorial publicado por Pascual Mollá y Pascual Pastor (2017) sobre el estigma en la persona adicta se ha hecho eco del plan de sensibilización implementado por Socidrogalcohol, a lo largo de 2017 y en todo el territorio nacional, con el objetivo de reducir la estigmatización de las personas con trastornos adictivos. Quisiéramos felicitar tanto a los autores por su oportuno editorial como a Socidrogalcohol por su pertinente y necesaria iniciativa (más aun si consideramos que las asociaciones científicas no se caracterizan habitualmente por un especial entusiasmo por la acción sociopolítica de carácter público). No obstante, y a propósito tanto de uno de los objetivos de dicho programa de sensibilización ("Aumentar el conocimiento social sobre que la adicción es una enfermedad") como de una de las afirmaciones de dicho editorial ("En cierta forma esta problemática se palió al ser considerados los adictos como enfermos"; Pascual Mollá y Pascual Pastor, 2017, p. 224), nos gustaría recordar que el potencial desestigmatizador del modelo de la adicción como enfermedad no es tan manifiesto como dicho editorial e iniciativa dejan entrever.Un reducido número de estudios empíricos ha explorado ya esta cuestión. Una encuesta australiana sobre actitudes de la población general ha mostrado que conceptualizar la adicción como una enfermedad cerebral no está asociado a una menor estigmatización ni a un menor apoyo para el tratamiento involuntario u ...