La inteligencia emocional consiste en la capacidad que posee el individuo para poder intuir y entender los sentimientos propios, permitiéndole dar una respuesta positiva a los diversos problemas que deriven de las emociones o sentimientos mientras que, el burnout, se constituye como un estado de fatiga o frustración, originándose por la dedicación a una causa, forma de vida o relación, llegando a generar un estrés laboral crónico. Sin embargo, un buen nivel de inteligencia emocional parece influir positivamente en la persona. Por ello, el objetivo del presente estudio consistió en analizar la relación existente entre inteligencia emocional y burnout. Tras realizar una búsqueda de artículos científicos en las bases de datos de carácter internacional, tales como PsycINFO, Psicodoc, PubMed (MEDLINE), Scielo, Scopus, Sciencie Direct y Web of Science, así como en el recurso electrónico nacional Dialnet, se obtuvieron un total de 89 artículos de carácter científico que, tras aplicar los criterios de inclusión establecidos, quedaron 12 artículos para revisión. Los resultados de los estudios incluyeron un tamaño muestral de 2.298 individuos de distintos ámbitos, mostrando la relación existente entre ambos constructos. En conclusión, mayores niveles en inteligencia emocional se relacionan con menores puntuaciones de burnout. Por tanto, la inteligencia emocional se considera una variable protectora ante el estrés laboral que, en consecuencia, desarrolla el fomento del liderazgo, el engagement académico y profesional y el bienestar personal.