“…En lo eferente a la satisfacción vital se encuentra entre ligeramente insatisfecho, ligeramente satisfecho y satisfecho; la primera significa que la percepción o valoración de sí mismos con respecto a las acciones de su vida no les generan un completo bienestar e incluso les causan malestar e incomodidad; el nivel de ligeramente satisfecho resultó tener mayor predominio en esta población, es decir que, si bien no están del todo conformes con su situación, mantiene una estabilidad y visión positiva sobre si mismos y acerca de la interacción en áreas de desarrollo funcional: familiar, personal laboral, académico; de forma similar el nivel de satisfecho, está presente en esta población lo que quiere decir que las necesidades en todas las dimensiones de la persona han sido saciadas; por otro lado, es necesario mencionar que apenas el 3,7%, menciona que esta extremadamente satisfecha y alguna de las características que impiden a la población mantenerse en una satisfacción alta puede ser el resultado de factores como: ausencia de apoyo familiar, horarios de clases extensos, entre otros propios del quehacer académico (Chacón et al, 2020;Martínez, Sánchez, y García, 2019;Miranda et al, 2019;Tellez, Cantón y García, 2021); esto indica que existe una ligera satisfacción en cuanto a su accionar en las áreas mencionadas anteriormente, resultados se asemejan a los hallazgos de Guerrero et al, (2022) en su estudio con 636 estudiantes universitarios el 37,26% reveló estar satisfecho con su vida lo que indica que han llegado a desarrollar actividades de su interés en el ámbito laboral, académico e incluso el familiar; de modo que ambos estudios concuerdan en que los niveles son medianamente aceptables; en cuanto a la insatisfacción con la vida, no se encuentran estudios que muestren a sus poblaciones con niveles bajos de satisfacción, incluso en investigaciones con otras variables en las que indica altos niveles de burnout, realización personal baja, la satisfacción con la vida continuaba siendo alta. (Rojas et al, 2021) Un dato relevante en este estudio fue que el 0,9% presenta alto riesgo al consumo de tranquilizantes, aspecto que guarda relación con el resultado del estudio de Piedra et al, (2019) quienes mencionan que los tranquilizantes o sedantes presentan un riesgo alto en el 0,3%; la LATAM Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales y Humanidades, Asunción, Paraguay.…”