“…Como se describió en los resultados, se debe limpiar la jaula de cualquier desperdicio sólido, como heces o pelaje y se debe enjuagar con agua caliente, en los sistemas visitados no se cumple el uso de agua caliente, pero es sustituido por un efecto físico provocado por el cepillo con el detergente. Posterior a esta primera fase de limpieza, se prepara la disolución desinfectante, según recomendaciones del fabricante y se aplica en todas las superficies, restregando toda la jaula (delante y detrás), en el techo y el piso y en las bisagras de las puertas; se debe secar con ayuda de un escurridor y ventilación y posterior a esto volver a introducir al animal a su jaula(Newbury et al, 2010).En términos del manejo sanitario de los perros, los sistemas visitados presentan sus programas de vacunación y desparacitación, los cuales son importantes para evitar afección de parásitos y/o enfermedad que pueda afectar al animal(Nazario, 2015), sin dejar de lado, una adecuada alimentación, la cual es vital para una buena salud(Drocco, 2013) y el establecimiento y cumplimiento de medidas de bioseguridad.Es importante recordar que la bioseguridad es la primera defensa que los criaderos pueden implementar para proteger sus animales de agentes microbiales provenientes del exterior que afecten la salud y el rendimiento de los animales, como también, la protección a lo interno entre las diferentes etapas fisiológicas presentes en el sistema(Dendoncker et al, 2018). Por ejemplo, en Bélgica, se encuentró que de 42 criaderos pequeños (< 10 hembras) el 17,1% realiza un control de plagas, mientras que, de siete criaderos considerados grandes (> 10 hembras), el 87,7% realiza este control.…”