El tratamiento de los defectos óseos es un continuo reto en la traumatología (1) . Los sustitutivos óseos son materiales naturales, inorgánicos o sintéticos que pueden ser introducidos para el tratamiento de los defectos óseos como alternativa al hueso autólogo u homólogo (2) . El sustitutivo óseo ideal no debe producir respuesta inflamatoria, debe ser biocompatible, fácilmente moldeable dentro del defecto óseo, osteoconductivo, osteoinductivo y reabsorbible. Además, debe ser no termoconductor, esterilizable y fácilmente asequible a un coste razonable (3)(4)(5) . Los sustitutivos óseos se pueden clasificar en injertos óseos (autoinjertos, homoinjertos, xenoinjertos), cerámicas (hidroxiapatita -HA-, sulfato cálcico…) y factores de crecimiento (proteínas morfogenéticas óseas -BMP, bone morphogenetic proteins-, plasma rico en plaquetas -PRP-, matriz ósea desmineralizada -DBM, demineralised bone matrix-…) (2,5) (Figura 1). Están disponibles en múltiples tamaños y formas, como chips, pasta, polvo, gel… (5) (Figura 2).La osteointegración de un injerto o de otro sustitutivo óseo depende de sus propiedades osteogénicas, osteoinductoras y osteoconductoras que, todas presentes en los autoinjertos, hacen de estos los injertos óseos ideales (3)(4)(5)(6) (Figura 3):• Osteogénesis: capacidad para generar hueso desde células óseas. El injerto óseo osteogénico más utilizado es el autoinjerto, que tiene elementos celulares y factores de crecimiento.• Osteoinducción: estimulación y activación de células mesenquimales pluripotenciales del tejido circundante, que se diferencian en osteoblastos. Diferentes factores de crecimiento actúan en el proceso osteoinductivo.• Osteoconducción: capacidad de crear una nueva red vascular y un nuevo sistema haversiano en el andamiaje.