La vivienda representa encuentro, recuerdos y seguridad, pero para personas en situación de discapacidad algunas de sus características se pueden volver en barreras para usarla plenamente. Si se considera que la discapacidad es una deficiente relación entre entorno y capacidad. La vivienda puede ser poco accesible para este grupo de personas. A partir de los componentes de la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud, de la Organización Mundial de la Salud, y a la aplicación de 16 entrevistas semiestructuradas esta investigación analizó las barreras arquitectónicas e identificó las necesidades a las que se enfrentan las personas con Alzheimer, Parkison, ceguera, niños del espectro autista, personas mayores, usuario de silla de rueda y personas con sordera en relación a la realización de tareas y demandas generales, comunicación, movilidad, autocuidado y vida doméstica al interior de las viviendas. Dentro de los espacios con mayores barreras se encuentran el baño y la cocina para la gran parte de los casos analizados, por otra parte, se observaron diversas estrategias que los entrevistados utilizan para hacer frente estas barreras y aumentar su bienestar o disminuir los riesgos en las actividades de la vida diaria al interior de las viviendas.