La política de aguas española, especialmente a partir de la aprobación de la Directiva Marco del Agua, se diseña e implanta de acuerdo al paradigma de gobernanza multinivel al igual que sucede en otros estados europeos. Particularmente en el caso de las Demarcaciones Hidrológicas intercomunitarias, ello va a suponer un desafío al modelo territorial del Estado Autonómico al exigir nuevos procedimientos para integrar la diversidad territorial en las decisiones comunes. Esto es, la política de aguas va a demandar nuevas prácticas de gobierno compartido, lo que no es sencillo de encajar en un sistema como el español, en el que frecuentemente se ha destacado un desarrollo relativamente escaso de sus dinámicas de colaboración intergubernamental, tanto por determinadas características institucionales como por una cierta cultura política y percepción territorial poco acordes al federalismo.
El objetivo de este artículo es contribuir a una reflexión acerca de la trascendencia del modelo de estado, la cultura política y la propia construcción del territorio en las políticas públicas, a partir del análisis de una política sectorial destinada a gestionar recursos naturales como son las masas de agua continentales. En este sentido, creemos que la proyección espacial de determinadas políticas públicas podría inducir a los actores participantes a modificar las maneras tradicionales de entender el territorio, interiorizando valores como la diversidad e interdependencia y, en definitiva, profundizando en el tránsito al federalismo.