Las investigaciones sobre bullying o acoso escolar son cuantiosas, y cada año han ido aumentando aún más. Sin embargo, lo cierto es que el conocimiento que se tiene de este fenómeno en el nivel superior no es tan abundante como con otros niveles educativos como primaria o secundaria. La mayoría de la información sobre los factores asociados y predictores del acoso escolar que se tienen en la actualidad, aunque consistentes, han sido encontrados en muestras de niveles básicos. Es por ello por lo que el presente estudio, busca identificar cuáles son los factores que están asociados al acoso escolar en el nivel superior.Para dar respuesta a ello, se diseñó un estudio observacional, de tipo retrospectivo, transversal y con un alcance correlacional. El estudio fue realizado en una muestra no probabilística de estudiantes de una universidad privada del noreste de Mérida. Mediante la adaptación del instrumento llamado California Bullying Victimization Scale, se evalúo el acoso escolar tanto en víctimas como en agresores, y se describieron sus prevalencias y formas de expresión. De igual forma, con la aplicación de otros instrumentos que miden diversos constructos (como empatía, agresión, clima escolar, violencia familiar o asociación delictiva), se evaluó si los factores consistentemente asociados al acoso en niveles básicos también son significativos en el nivel superior. Para ello, se realizaron modelos estadísticos utilizando la técnica de regresión logística para identificar los factores asociados con el diagnóstico de acoso escolar, siguiendo un marco interpretativo del modelo ecológico de Brofrenbrenner.Los resultados señalan que cerca del 20% de los alumnos sufren acoso escolar, mientras que un 13% realizan agresiones a sus compañeros. Las formas más usuales de agresión corresponden a agresiones de tipo indirecta o relacional (como la exclusión social, el esparcir rumores o el cyberbullying), y suelen manifestarse de forma principal en el salón de clases. No se encontró relación entre la edad y el sexo en las diversas formas de expresión. Con respecto a los factores asociados, los modelos realizados para víctimas señalan que la agresión reactiva, la satisfacción escolar y la violencia familiar estuvieron asociados a experimentar acoso escolar, especialmente las dos primeras. Por su parte, los modelos para agresores resaltaron factores como la agresión proactiva, la orientación no heterosexual, la popularidad, la satisfacción escolar y el tener amigos con conductas antisociales. Especialmente las cuatro primeras. En general, los análisis de adecuación señalan que los modelos para agresores fueron mejores que el modelo para víctimas, aunque en ambos casos los factores asociados permitían una clasificación de diagnóstico mejor que el azar.Las implicaciones de los resultados obtenidos señalan que existe el acoso escolar en el nivel superior, y que su dinámica es diferente a la observada en los niveles básicos. Además, no todos los factores identificados en los niveles educativos inferiores fueron significativos en los alumnos universitarios, por lo que se sugiere continuar con el estudio de este fenómeno en el nivel superior. En particular, la orientación no heterosexual como un factor de riesgo para ser agresor, puede estar relacionada con los roles de género con los cuales se identifican los participantes, y con la particularidad de que el acoso de tipo relacional es más prevalente en este nivel educativo y con un menor reproche social. Finalmente, se sugiere la necesidad de modelos específicos para víctimas con un mejor ajuste de los encontrados en este estudio, así como la exploración de las consecuencias del acoso escolar en el nivel superior.