El objetivo de este artículo es mostrar cómo los cambios en la nupcialidad que se han suscitado en los últimos años en el campo en México han dado lugar a convivencias residenciales y arreglos económicos que han creado -o recreado- relaciones de poder, subordinación y desigualdades de género para las mujeres en los hogares. Se trata de relaciones de poder, subordinación y desigualdades de género que no emanan de las relaciones entre las parejas en hogares conyugales. La no formación de uniones y la disolución de las uniones han desplazado las relaciones, las tensiones, los conflictos, la violencia de género tradicional, centrado en las relaciones con el cónyuge y su familia hacia el grupo doméstico de origen de las mujeres. La nueva fase de la migración México-Estados Unidos ha tendido a exacerbar esas tendencias sociodemográficas y las tensiones domésticas dentro de los grupos domésticos de origen de las mujeres.