“…Algunos autores consideran que el extractivismo verde y las exportaciones de hidrógeno verde reproducirán la lógica colonial del neoextractivismo (el extractivismo fósil de los hidrocarburos practicado por gobiernos progresistas latinoamericanos), con su volatilidad cíclica de precios, sus nuevas fronteras extractivas para la modernización ecológica y sus zonas de sacrificio del capitalismo racializado en los territorios de pueblos indígenas/ancestrales, su dependencia tecnológica y financiera de la inversión extranjera directa y, en definitiva, su mal desarrollo (Dietz, 2023;Fornillo, 2023;Bringel y Svampa, 2023;Féliz y Melón, 2023;, canalizado por «un ajuste socioecológico» de «descarbonización por desposesión» que busca salvar las instituciones capitalistas, no el planeta (Andreucci et al, 2023, p. 2) 4 . Para otros, en cambio, el extractivismo verde es una ventana de oportunidad (la del nuevo auge de las materias primas críticas) que hay que aprovechar para hacer el cambio estructural incluyente, sostenible y resiliente que permita escapar de la trampa del ingreso medio a los países ricos en recursos naturales del Sur Global (Elsenhans, 2022;Palma y Pincus, 2022;Moreno-Brid et al, 2022;Burchardt, 2023;CEPAL, 2023a).…”