Aunque la propagación de bulos y desinformaciones ha sido una constante histórica, la tecnología actual ha potenciado su alcance y efectos. Las investigaciones existentes se han centrado en el concepto de desinformación, el análisis de los factores tecnológicos y sociales que facilitan su proliferación y el estudio de sus efectos tanto a nivel social como individual. Este estudio propone futuras direcciones de investigación que aborden los desafíos emergentes en el campo de la desinformación, enfocándose en su continua adaptación y en las estrategias más efectivas para su mitigación en la era digital. Mediante el empleo de un método Delphi (N=16), la investigación revela cuatro dimensiones generales: entorno digital y redes sociales, que aborda la complejidad de la desinformación en plataformas y redes; calidad de la información y veracidad, centrado en la importancia de la integridad informativa y prácticas periodísticas éticas; competencia y atención de la audiencia, que examina el desafío de captar y mantener la atención del público en un entorno mediático saturado; polarización y discursos de odio, que resalta la necesidad de combatir las consecuencias sociales negativas de la desinformación.