“…El primero, la desmilitarización del mando policial, resultante de la necesidad de oficiales militares para conducir las operaciones de guerra en las colonias, que obligó a la tímida promoción de civiles de la propia PSP a puestos de responsabilidad que antes les estaban vedados. El segundo, el acceso de la mujer a la institución (1972 y 1973) debido a la falta de candidatos masculinos (Durão, 2017), a su vez provocada, de una parte, por la abultadísima emigración hacia Europa (Carvalho, 2011) -también alimentada por las guerras, sobre todo la ilegal-y de la otra, por la avidez de soldados de las Fuerzas Armadas, que detraían durante al menos los dos años de servicio militar obligatorio a los candidatos potenciales más jóvenes, por la competencia de las policías congéneres de las colonias sobre los que terminaban el servicio y por la previsión para quienes se alistasen en la PSP de que serían destinados a alguna de las compañías móviles que operaban en África y por la dificultad de transferir el salario a la metrópoli. 42…”