La integración, como mecanismo que trasciende el aumento de los volúmenes de comercio, requiere la construcción ingeniosa y creativa de normas e instituciones transnacionales. Este artículo plantea la tesis de que las instituciones no formales —cultura, creencias y costumbres—, construidas por los empresarios nacionales, son fundamentales para diseñar una gobernanza internacional en el contexto de la integración. Al entrevistarlos, estos actores manifiestan que experimentan restricciones a la hora de participar en forma activa en la sociedad transnacional, que surgen de la internacionalización de los mercados y de los procesos de transformación institucional inherentes. Se sugiere, por lo tanto, construir una gobernanza regional, mediante formación de consensos y creación de metas colectivas.