Las enfermedades cardiovasculares ocasionan el mayor número de muertes en el mundo. Muchas de las causas están relacionadas con condiciones susceptibles de prevención, tales como dislipidemia, obesidad, sedentarismo, estrés, consumo de alcohol o tabaco, entre otras. Otros factores como la presencia de hipertensión o diabetes son susceptibles de un adecuado manejo para evitar complicaciones que puedan llevar a un infarto agudo de miocardio, una insuficiencia cardiaca y/o renal, un accidente cerebrovascular, entre otros similares que conlleven requerimiento de diálisis, atención en unidades de cuidado intensivo, etc., lo cual aumenta los costos en el sistema de salud como los gastos en el bolsillo de las familias, al igual que el sufrimiento por causa de lesiones o secuelas irreversibles en el enfermo. La Organización Mundial de la Salud ha hecho a través de los años un llamado a los Gobiernos de los diferentes países con el fin de implementar estrategias en las diversas poblaciones para fomentar los estilos de vida saludables, los cuales incluyen una nutrición balanceada (aumento de frutas y verduras, disminución de alimentos empaquetados o con procesos químicos…), fomento del ejercicio, disminución del estrés, actividades de recreación, descanso y reposo adecuados, entre otras. La presente nota de clase evidencia nuestro compromiso como personal de salud de contribuir al bienestar del individuo, la familia y la sociedad en general, por medio de acciones que propendan hacia la promoción de la salud, la prevención y la detección temprana de la enfermedad, una atención humanizada y oportuna con alta calidad, la rehabilitación y la recuperación del estado de salud, para tener familias sanas y felices.