“…Todavía hoy multitud de editoriales ponen la literatura infantil al servicio de la transmisión de contenidos morales. Siguiendo las ideas aportadas desde hace décadas por numerosos estudiosos (Cervera, 1984;Rico, 1986;Sánchez Corral, 1995;Machado, 2000Machado, , 2015Bajour y Carranza, 2005;Carranza, 2006Carranza, , 2009Tejerina y Echevarría, 2007;Etxaniz, 2011), defendemos, por el contrario, que una literatura infantil de calidad es incompatible con el didactismo explícito, lo cual no quiere decir que en ella no estén presentes los conflictos morales y sociales (Sanjuán, 2018). Al ser una forma de arte, el texto literario debería dar lugar a diferentes posibilidades de significación y favorecer la libertad interpretativa del lector:…”