“…Dentro de las limitaciones de este estudio, se encuentra el hecho que el baropodoscopio empleado no diferenciaba entre las presiones plantares registradas en las distintas zonas del pie, lo cual no permite evaluar estos resultados en comparación con otros autores que encuentran aumento de los valores de presión plantar en zonas específicas, tales como la región del antepié (Szulc et al, 2017). Asimismo, se observa que una buena cantidad de estudios han utilizado plantillas instrumentadas, equipamiento que puede diferir en los resultados que se obtienen en una plataforma (Chevalier, Hodgins, & Chockalingam, 2010) La variable AI, que a través del análisis de las áreas de apoyo plantar permite determinar la constitución del APLM y a su vez clasificar los pies en planos, normales y cavos, sólo mostró diferencias significativas entre el pre y post test dentro del pie no dominante en GD, con tendencia hacia el aplanamiento de la bóveda plantar, tal como lo planteado por Tsung y colaboradores (Tsung et al, 2003) y Jiménez y colaboradores (Jimenez-Ormeño et al, 2011). Un estudio similar realizado en carrera, es el hecho por Maslon y colaboradores (Maslon, Golec, Szczygiel, Czechowska, & Golec, 2016), quienes encontraron que los corredores aplanan más la bóveda plantar, como un mecanismo de amortiguación activa de fuerzas.…”