La falta de planificación urbana repercute en la calidad de vida de los ciudadanos, en una ciudad fragmentada urbanísticamente como lo es Lima. En paralelo, la expansión urbana y el crecimiento inmobiliario carente de regulación tienen consecuencias en la configuración y dinámicas de la ciudad. La particularidad de Lima es la segregación residencial que, a menudo, es perpetuada por el nivel socioeconómico de cada sector social poblacional. Por ende, es difícil la compenetración entre los sectores de la ciudad y los usuarios de diversas condiciones socioeconómicas. Frente a ello, los barrios humildes, caracterizados por la autoconstrucción e informalidad, son marginalizados. Por tal motivo, se han seleccionado los distritos de Magdalena del Mar y Carabayllo para explicar el comportamiento del boom inmobiliario desde realidades contrastantes, de las cuales se obtuvo un amplio panorama de la expansión del mercado inmobiliario. Con la alta demanda de edificios multifamiliares, las inmobiliarias evidencian sus intereses económicos y olvidan la calidad arquitectónica y la relación del edificio con la ciudad.