“…La integración entre los dos mundos, ya perfilada desde la presentación del caso de Leborgne, fue adquiriendo forma y nutriéndose de una constelación de evidencias provenientes principalmente de la neuroimagenología, traspasando las fronteras del lenguaje y llegando a terrenos como el de la adopción de decisiones (Camerer & Mobbs, 2017; Ramakrishnan & Murthy, 2013), los estilos cognoscitivos (Hao, et al, 2014;Miller, et al, 2012), la ejecución de tareas mentales (Nishimura, et al, 2020), sentimientos como el amor (Zeki, 2007), el odio (Zeki & Romaya, 2008) o el remordimiento (Duan, et al, 2020;Takahashi, et al, 2004), aspectos como la religiosidad o espiritualidad (Dobrakowski, et al, 2020;Bouso, et al, 2015), la empatía (Weisz & Zaki, 2018;Bernhardt & Singer, 2012), la imaginación (Fulford, et al, 2018), la ética y la moral (Eslinger, et al, 2009;Moll, et al, 2002), y la autoconsciencia (Lou, et al, 2017;Hameroff, 2001).…”