“…Sin embargo, esta población es ignorada tanto en el campo de la investigación como a la hora de prestar servicios especializados (Snell et al 2009). Indudablemente la mayoría de estas personas no requieren la atención de un profesional de la salud mental, ni un profesor de educación especial o la atención de servicios sociales únicamente por su nivel intelectual, la asociación de otros problemas, les hace ser beneficiarios de apoyos y usuarios de servicios especializados Las escasas publicaciones existentes se han centrado en el estudio de la prevalencia de la CIL en población general y en pacientes con enfermedades psiquiátricas (Hassiotis et al, 2008, Koenen et al,2009, Manassis, Tannock, Young & Francis-Johnson, 2007Martínez & Semrud-Clikeman, 2004;Puerta, Martínez y Pineda, 2002), pero también en el conocimiento de la comorbilidad y riesgo psicopatológico (Masi, Marcheschi & Pfanner, 1998;Ninivaggi, 2001), en el estudio de pronós-ticos evolutivos (Mani, McDermott & Valtorta, 1997;Zetlin & Murtaugh, 1990), en la asociación con trastornos del neurodesarrollo (Artigas et al, 2007;Futagi, Suzuki & Goto, 1999), en la aplicación de escalas de valoración (Bowen et al, 1996) y en la eficacia de tratamientos sintomáticos (Buitelaar, Van der Gaag, Cohen-Kettenis & Melman, 2001).…”