“…Se caracteriza por la destruccion autoinune de celulas beta pancreáticas en individuos geneticamente predispuestos, alcanzando una deficiencia abdoluta en la produccion de insulina y el consecuente estado de hiperglicemia que progresa rápidamente a cetoacidosis y muerte si no es taratada con insulina (2,3). La DM1 sigue siendo la forma más común de diabetes mellitus en la población pediátrica y adolescente, al ser una enfermedad altamente prevalente en esta población, obliga a los padres o cuidadores, a ser los responsables de administrar la terapia, lo cuál constituye un reto para éstos y ha llevado a la implementación de nuevas tecnologías que faciliten su aplicación (4)(5)(6). Se han creado diversos agentes terapéuticos, como análogos de insulina recombinante, las bombas de insulina y los dispositivos nuevos para el monitoreo en el hogar, así como la investigación de terapias no insulínicas, vía oral, con el objetivo de facilitar el control de la glicemia.…”