El sistema internacional se encuentra en un momento histórico de cambio y reacomodación. La tendencia global parece mostrar que el futuro cercano estará marcado por la confrontación de grandes potencias, aun conectadas a través de una compleja red de vínculos comerciales, tecnológicos y sociales. A su vez, los demás actores, constituidos en grandes bloques regionales, buscarán consolidar su autonomía para actuar de forma independiente, según sus intereses particulares. Ante ese panorama, y con las terribles consecuencias de la pandemia y de sus déficits estructurales, América Latina enfrenta grandes dificultades para encontrar su espacio en el nuevo orden. La región se encuentra, además, en una grave crisis de sus modelos de regionalismo. La fragmentación y la polarización debilitan las opciones para abordar los desafíos conjuntos y para diseñar un proceso regional de “autonomía estratégica”. Este documento comienza con un examen sobre el contexto geopolítico de transición para dar paso al análisis de la región en varias dimensiones: en primer lugar, de su regionalismo y, en segundo lugar, de sus relaciones con China, EE.UU., Europa y otros países relevantes. La tercera parte presenta la postura latinoamericana frente a los principales desafíos globales y se pregunta por su capacidad para afrontarlos.