“…(Mancha y Kumar, 2022) La utilización de las tics en los dos últimos años, en un escenario de aislamiento social obligatorio y esencial en todos los niveles académicos, ha significado la agudización del ciberbullying, donde se extrapoló hechos de manera presencial a la virtualidad, todo ello debido a las restricciones por la emergencia sanitaria, que afectó a los adultos, niños y adolescentes, y sobretodo en el ámbito educativo; así el ciberbullying se realizó en las diversas plataformas digitales y redes sociales, como el facebook, twitter, instagram, whatsApp entre las más utilizadas. (Neyra, 2021) En la revisión de documentos científicos, se determinó que el ciberbullying implica el uso de las tics a través del internet para ejercer acoso entre iguales; asimismo, existen datos señalando que, el 20,4% de los adolescentes fueron víctimas de insultos u otro tipo de violencia; y en el Perú, de los 11,369 caso de violencia escolar, 440 provienen de ciberbullying en estudiantes del nivel secundario, existiendo entre ellos, acoso cibernético y uso de redes sociales, y que el índice de agresores cibernéticos se incrementó en relación a la utilización insegura de las redes sociales. (Chiza-Lozano et al, 2020) La posible relación entre acoso escolar o bullying y suicidio infantil y adolescente se ha hecho de dominio masivo a través de una amplia cobertura mediática de gravísimos sucesos en Chile: al mismo tiempo, el ciberbullying con similares características del bullying tradicional, pero que se ejerce a través de medios tecnológicos, esa allí donde se oculta y mantiene el anonimato el agresor; ante ello, urge la necesidad de optimizar la forma de realizar pesquisas y prevención de conductas de bullying y ciberbullying entre los adolescentes, y lograr la diminución del índice de depresión y suicidio en la población escolar.…”