La irrupción de la inteligencia artificial (IA) es innegable. Ante esta realidad, se impone la reflexión sistemática de la bioética centrada en la persona a fin de buscar caminos que aseguren su uso adecuado para beneficio de la humanidad. En las ciencias de la salud, la IA se utiliza de múltiples formas. Cada día, nuevas aplicaciones de la IA se desarrollan para asistir a la estrategia decisional y resolución de problemas médicos. En cirugía, tiene múltiples aplicaciones para la planeación, valoración de riesgos, predicción de resultados, mejorar la técnica quirúrgica, aumentar la seguridad de los procedimientos y otras muchas. Sin embargo, también es un enorme negocio, cuyos intereses comerciales y los de quienes la adquieren y utilizan, pueden prevalecer sobre las consideraciones éticas, además de los riesgos posibles derivados de la interacción con esta tecnología. Por ello, el enorme interés multinacional que despiertan las cuestiones éticas alrededor de la IA y la convocatoria de numerosos encuentros de científicos, instituciones y estados para tratar de respetar y aplicar los principios fundamentales de la bioética y regulaciones para salvaguardar la dignidad humana, los derechos, las libertades fundamentales y la prioridad del interés y el bienestar de la persona sobre el interés de la ciencia o la industria, ya que hasta ahora no existen políticas globales que garanticen la eticidad de la IA, ni la responsabilidad de los creadores de estos sistemas. El poder de la IA requiere estándares éticos para su planificación, desarrollo, producción y utilización que son grandes desafíos a considerar. Por tanto, es primordial que los cirujanos y los directivos de las instituciones de salud, que adquieren estos sistemas, tengamos un conocimiento más integral de esta herramienta maravillosa incluyendo su aspecto ético,