“…1-2), lo cual ha llevado a la universidad, una institución eminentemente social, a la adopción de dichos mecanismos de (auto)evaluación. Esto se ha venido cristalizando en análisis que valoran, por ejemplo, la producción científica en diversos niveles de formación, áreas e instituciones asociadas a la salud (Castro-Rodríguez, 2019;Herrera-Añasco et al, 2017;Mejía et al, 2018;Pérez-Encinas et al, 2021), la evaluación de la efectividad de programas de formación para docentes que enseñan a personas con diversidad visual funcional (VFD) (Tregon-Martín et al, 2021), o balances en la generación de comunidades de autores en instancias académicas como una editorial universitaria (Abadía, 2023).…”