“…Ahora, a pesar de haberse encontrado artículos que resaltan la incidencia de las emociones positivas en el aprendizaje, son muchos más los que se han centrado en la relación emociones negativas y aprendizaje. Algunos de los estudios identificados nombran emociones como el aburrimiento (Vierhaus et al, 2016, Schukajlowa y Rakoczyb, 2016, Buil et al, 2016, D'Mello, Dieterle y Duckworth, 2017, Scager et al, 2017, el agotamiento (Gorgas, Greenberger, Bahner y Way, 2015, McKay, 2016, la angustia (Yavuz et al, 2016, Lindqvist, Weurlander, Wernerson y Thornberg, 2017, la confusión (McKay, 2016), culpa (McKay, 2016, decepción (Yavuz et al, 2016), impotencia (Lindqvist et al, 2017, inseguridad (Yavuz et al, 2016, Ansakorpi et al, 2017, insuficiencia (Yavuz et al, 2016), inadecuación (Lindqvist et al, 2017), lamento (Zeivots, 2016), miedo (Yavuz et al, 2016, Ansakorpi et al, 2017, Yuan y Lee, 2015, desesperación (Yavuz et al, 2016, frustración (McKay, 2016 y Yuan y Lee, 2015), escepticismo (Yavuz et al, 2016), irritación (Kalén et al, 2017), furia-ira (Yavuz et al, 2016), incertidumbre (Lindqvist et al, 2017, Yuan y Lee, 2015, vergüenza (Yavuz et al, 2016) y la ansiedad estado (Hsu, 2016;Villavicencio y Bernardo, 2016;Buckley, Reid, GoosHead, Lipp y Thomson, 2016;Zhou, 2016;Kalén et al, 2017;Ansakorpi et al, 2017;Su, Kao, Hsu, Pan, Cheng, Huang, 2017)…”