“…El deterioro cognitivo secundario a un ictus se asocia con una mayor mortalidad (Tatemichi et al, 1994), mayor tasa de institucionalización (Pasquini, Leys, Rousseaux, Pasquier, y Henon, 2007) y un aumento en los costes sanitarios (Claesson, Linden, Skoog, y Blomstrand, 2005). Reducir el impacto de la HVE en la capacidad funcional del paciente debe ser uno de los objetivos de la rehabilitación del ictus ya que influye directamente en su calidad de vida, así como la de sus cuidadores.…”