“…Diferentes factores se han relacionado con esta alta siniestralidad: actitudes más negativas hacia las normas de circulación y la conducción segura, inexperiencia o características propias de la juventud -desinhibición, forzar límites, desprecio de normas,…- (Foss y Goodwin, 2014;Laapotti, Keskinen y Rajalin, 2003;Weis et al, 2014). Para intervenir ante la conducta de riesgo que supone combinar alcohol y conducción existe suficiente evidencia de la utilidad de ciertas medidas preventivas (Ditsuwan, Veerman, Bertram y Vos, 2013;Montoro y Mayor, 1997), entre las que se encuentran las informativo/formativas, con las que se busca intervenir sobre el nivel de información acerca de la sustancia y sus efectos, las creencias distorsionadas y las habilidades que facilitan la evitación de esta conducta (Cortés y Giménez, 2004 Otros contenidos también contemplados en las medidas preventivas aluden a la falta de información sobre la normativa que regula el consumo de alcohol de los conductores (Eurobarómetro, 2010;RACC, 2009 continuo desde "nada efectivo/1" hasta "muy efectivo/10".…”