La extensión agropecuaria es fundamental para que la investigación, innovación y desarrollo (I+I+D) esté disponible de manera apropiada para los actores del sector a fin de mantener y mejorar la calidad de vida de la sociedad en general. Sin embargo, desde el siglo pasado se ha observado dificultades para que el empoderamiento tecnológico y el desarrollo sostenible sean alcanzables, desde limitar el papel del extensionista en la transferencia tecnológica hasta la poca valoración que se le da al conocimiento tradicional y local. El objetivo del presente trabajo fue desarrollar una revisión sistemática para proponer un posible perfil del extensionista, capaz de afrontar los retos del nuevo milenio. Para ello, se consultó un total de 44 referencias, las cuales ilustran experiencias vinculadas a la extensión en rubros estratégicos, identificándose las principales limitantes confrontadas por productores y profesionales. Basado en este análisis, se propuso el siguiente perfil para el extensionista del nuevo milenio: i) contar con un código de ética; ii) ser líder; iii) ser observador; iv) saber escuchar; v) saber comunicarse; vi) tener empatía; vii) ser proactivo; viii) ser transdisciplinario y creativo; ix) ser flexible y previsor; x) tener capacidad de gestión.