“…Sí se considera que los anuncios contienen estereotipos de género, cosificación sexual, imágenes catalogadas como indecentes, lenguaje inapropiado o comportamientos antisociales (Beard, 2008;Boddewyn & Kunz, 1991;Fam & Waller, 2003;Jones & Eagleton, 2011;Prendergast, Ho & Phau, 2002;Shimp & Stuart, 2004) las reacciones pueden ser negativas (Harker, 2000;García-Muñoz & Martínez-García, 2009), pues pese a lo que cotidianamente se piensa, la desnudez y el sexo no son considerados temas ofensivos en sí (Zimmerman & Dahlberg, 2008), aunque las audiencias femeninas suelen mostrar mayor incomodidad (Christy, 2006;Dianoux & Linhart, 2010;LaTour, 1990;Lysonsky & Pollay, 1990;Orth & Holancova, 2002;Rossi & Rossi, 1985). Los públicos pueden ofenderse cuando existe incongruencia entre los elementos que conforman los anuncios y el uso gratuito de la desnudez o el sexo (Beetles & Harris, 2005;Christy & Haley, 2008), no obstante, esto puede variar de una sociedad a otra (Chan et al, 2007), sobre todo en cuanto a la representación de los roles de género (Ford, LaTour & Honeycutt, 1997;Jones & Reid, 2011).…”