Los libros rojos de flora vascular: una necesidad imperiosa para ChinaLos llamados «libros rojos» se cuentan hoy en día entre las mejores y más ampliamente utilizadas herramientas para la identificación de plantas vasculares sometidas a una situación de riesgo, así como para la priorización de los esfuerzos que se deben realizar para su conservación. Los libros rojos constituyen un paso más allá de la elaboración de una «lista roja», puesto que contienen información muy valiosa acerca del estado de conservación de una especie determinada (p. ej. su encuadre taxonómico, sus características biológicas y ecológicas, su área de distribución y sus amenazas actuales y potenciales) aparte de su categoría de amenaza de acuerdo con unos criterios estandarizados. Esta información, a su vez, permitirá aplicar aquellas medidas más adecuadas de cara a su preservación y/o recuperación.Hoy día la mayoría de libros rojos sobre plantas vasculares que se editan a lo largo y ancho del planeta utilizan los criterios de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) para la evaluación de la categoría de amenaza de las especies. Se trata de una serie de protocolos que, aun con sus imperfecciones (véase Mace et al., 2008), permiten expresar el riesgo de extinción de un taxon con un elevado grado de objetividad. En relación con este aspecto, los objetivos específicos de las categorías y criterios de la Lista Roja de la UICN son: (1) proporcionar un sistema que pueda ser aplicado coherentemente por diferentes personas; (2) aportar objetividad, guiando a los usuarios sobre la manera de evaluar los diversos factores que inciden en el riesgo de extinción; (3) facilitar las comparaciones entre diferentes táxones; y (4) que los usuarios de las listas rojas comprendan mejor cómo deben ser clasificados los táxones. Es precisamente la objetividad pero también la versatilidad de estos criterios lo que permite su aplicabilidad a todo tipo de organismos (Rodrigues et al., 2006;Xie & Wang, 2007).Para la aplicación de los criterios UICN (2001) es necesario un conocimiento mínimo de la especie sujeto de la evaluación (que ha de ser más profundo cuando se desea aplicar el criterio E). Por tanto, es requisito indispensable para la publicación de una lista roja (y sobre todo un libro rojo) un conocimiento adecuado de la flora del lugar (o del grupo taxonómico) para el que va a elaborarse dicha obra. Sin embargo, hay otro ingrediente que se antoja como absolutamente necesario para que un libro rojo vea la luz: un nivel de concienciación ambiental suficiente que permita, por un lado, que la sociedad demande la elaboración de un trabajo de este tipo y, por otro, que se movilicen los fondos necesarios (p. ej. Martín-López et al., 2011, y referencias allí contenidas).