“…El ordenamiento territorial debe promover un verdadero desarrollo social y económico de la población (Ortiz et al, 2020) con un enfoque sistémico, complejo, interdisciplinar e integrador (De la Peña Consuegra y Velásquez Ávila, 2018; González Ortiz et al, 2020;Guzmán Ibarra et al, 2019;Rojas, 2018;Hodge et al, 2018), que posibilite la transversalidad de los aspectos culturales y permita fortalecer la capacidad adaptativa de la población en el entorno natural, de transformación y configuración de diversos procesos civilizatorios, acordes con sus requerimientos, intereses y expectativas; que además asegure la participación de las comunidades para el mejoramiento de sus capacidades (Riera Vázquez et al, 2018) y para que estas se conviertan en sujetos de su propio desarrollo (Dávila et al, 2017). América Latina en general y Colombia en particular se han inclinado por la descentralización administrativa, el fortalecimiento de la intervención gubernamental en el OT y la disminución de las brechas sociales por medio de generación de incentivos y participación ciudadana.…”