tuvo como fundamento discursivo el saneamiento y regeneración de la vida política del país. Este propósito político, que explica, en parte, la pasividad y falta de oposición inicial a la Dictadura, se plasmó a través de una labor inicial de vigilancia y fiscalización de las estructuras políticas y administrativas del país. Como en el conjunto del Estado, la provincia de Alicante se vio sacudida por una fiebre anticaciquil y anticorruptiva que se fue diluyendo conforme el régimen se institucionalizaba y precisaba de la connivencia de los sectores más influyentes del territorio. Este trabajo trata de revisar las peculiaridades de la política anticaciquil y fiscalizadora desarrollada por la Dictadura en Alicante. Para ello, analizaremos la actuación de los gobernadores, de los delegados gubernativos, el papel activo de la prensa y toda la pléyade de disposiciones normativas y sustituciones políticas dirigidas a constituir una "administración pública honesta" (en palabras de los primorriveristas). Finalmente, haremos un balance general de esa estrategia política en Alicante: si se hizo efectiva la depuración de responsabilidades, si se avanzó hacía una mayor integridad administrativa y si se consiguió reducir la influencia de los grupos de poder territoriales.