“…Aprender de manera colaborativa implica trabajar de manera conjunta para solucionar problemáticas en común, donde se vela por la participación de todo el colectivo por sobre los intereses individuales, y se concibe al/la profesor/a como alguien capaz de construir su propio conocimiento a través del aprendizaje entre pares (Calvo, 2014;González-Weil et al, 2014, 2021. Así, se propicia un quehacer compartido que aporta al desarrollo docente en tres ámbitos: a) fomentando la autoobservación de las propias prácticas y su contexto; b) ampliando el conocimiento sobre el uso de nuevas estrategias de enseñanza; y c) motivando al cambio del propio quehacer mediante la validación de la experiencia de los pares (González-Weil et al, 2014). Como consecuencia, los espacios colaborativos promueven un lugar para un desahogo transformador en los docentes, significado como el constante intercambio de emociones, historia, conocimiento y expectativas, permitiendo momentos de reflexión, contención emocional y búsqueda de alternativas a problemas pedagógicos comunes (Aparicio y López, 2019).…”