“…Tal interpelación, sin embargo, no es solamente performativa ni representacional, sino también semiótica y descorporeizada. En esta línea se sitúan aportes como los de Manzi (2020), quien, desde una aproximación ligada a la arquitectura, vislumbra la ciudad como un dispositivo comunicacional que, al ser intervenida con tags, graffitis, posters, stencils e instalaciones de luz proyectadas en grandes edificios, se va nutriendo de "tatuajes" que le hablan al transeúnte. Lo que ocurre, finalmente, con ese espacio urbano es, de acuerdo con Cárdenas-Neira Pérez-Arredondo (2021), que se desterritorializan plazas y calles de su función habitual de flujo, para reterritorializarlas como lugares con las "identidades y significados que proponen los(as) manifestantes en virtud de sus necesidades de representación y expresión colectiva" (p.1188-1189).…”