“…En general, se ha señalado que las estrategias de carácter más aversivo (por ejemplo, castigo físico, amenazas) están ampliamente relacionadas con numerosas consecuencias negativas y, entre ellas, con un mayor riesgo de presencia de maltrato y abuso físico sobre el niño (Gershoff, 2002) o de que el menor, a su vez, azote o golpee a otros niños (Simons y Wurtele, 2010). Algunos autores lo relacionan también con una disminución en la calidad de las relaciones padre-hijo (Zolotor et al, 2011) y con el desarrollo de problemas de ajuste psicológico (Landsford et al, 2014;Scott, Lewsey, Thompson y Wilson, 2013: Smith, Springer y Barret, 2011.…”