El estudio de la relación hombre-fauna en el pasado es propia de la línea de investigación arqueozoológica, esta disciplina biológica, pero también antropológica, es un área que ha permitido establecer qué animales fueron aprovechados como fuente de alimento, cuáles eran proveedores de materia prima para actividades rituales, ceremoniales, elaboración de atuendos, vestimentas, comercio, elementos tributarios y/o elementos decorativos. Salvo los reportes e informes de restos de moluscos en el contexto arqueológico teotihuacano, la presencia de fauna costera en esta urbe prehispánica es poco común; sin embargo, en las excavaciones efectuadas en Teopancazco, como parte del proyecto: Teotihuacán: élite y gobierno, coordinado por la Dra. Linda R. Manzanilla, se han podido identificar una alta concentración de huesos de peces, una espina tallada de erizo de mar y diez fragmentos de quelas de dos especies de cangrejos, estos últimos, con una amplia distribución geográfica en la costa del Golfo de México. Lo anterior hace evidente que existió una relación cultural entre las sociedades antiguas del centro de México y los habitantes de esta costa mexicana, que se dio en las fases Tlamimilolpa tardío (300-400 d.C.) a Xolalpan tardío (500-600 d.C.), es decir, entre el 300 y 600 de nuestra era.