Aunque diversos estudios señalan las consecuencias psicológicas negativas de la pandemia por CO- VID-19 en los profesionales de la salud, pocos se centran en la experiencia de los pediatras. Objetivo: evaluar el estado de ansiedad de los pediatras tras la primera oleada e identificar posibles factores relacionados. Material y Método: Estudio de encuestas transversales enviado a pediatras españoles a través del listado de la Asociación Española de Pediatras. Se recogieron datos demográficos, socio-fa- miliares, laborales, autopercepción emocional, síntomas psicosomáticos, consumo de tabaco, alcohol y fármacos psicótropos. Se incluyó la escala Ansiedad Estado-Rasgo (STAI), y se estudió su asociación con variables cualitativas y cuantitativas de la muestra. Resultados: Se registraron 440 encuestas. Una media del 42,2% de los participantes expresó algún síntoma de ansiedad moderado-intenso según la escala Ansiedad-Estado y del 26,9% según la escala Ansiedad-Rasgo. El aislamiento en domicilio se relacionó con una mayor puntuación en ambas escalas. Además, el cambio en la situación laboral del conviviente supuso una puntuación mayor en la escala Ansiedad-Estado. El 41,1% de los encuestados clasificaron el impacto psicológico sufrido como leve, el 50% como moderado y el 8,9% como grave. El 71,8% de los participantes manifestaron algún síntoma psicosomático, con una asociación lineal entre la concurrencia de síntomas y mayores puntuaciones en las dos escalas. Conclusiones: Tras la primera ola por COVID-19 los pediatras han sufrido ansiedad, lo que les ha generado malestar físico y emocional. Las situaciones personales fueron la principal fuente de preocupación. Así mismo, la presencia de varios síntomas somáticos se asoció a mayores niveles de ansiedad.