“…1, 3) Aquellos textos que Barrenechea dedica a Rayuela pueden no solamente ser abordados para formular una suerte de narración de su vínculo con la novela, sino que además se constituyen actualmente como momentos clave en "la historia de las concretizaciones críticas del texto cortazariano", en tanto Barrenechea "interviene decisivamente en el circuito de lecturas de Rayuela" y "protagoniza varias escenas fundamentales" (SARLO, 1985, p. 939), marcando hitos en su recepción que a su vez coinciden, como se verá, con instantes relevantes del devenir de la novela en el tiempo. Luego de que Rayuela fuera publicada en julio de 1963, Barrenechea recibe de parte del propio Cortázar el logbook en agosto de ese mismo año a modo de regalo sumamente "prematuro", como lo califica Premat (2013). Aunque esta circunstancia permite suponer que la novela y los papeles de escritura fueron examinados casi simultáneamente por la crítica, o al menos mediando poca distancia temporal entre una y otra lectura, sin embargo el estudio formal de los documentos pre-textuales es recién emprendido casi veinte años después, cuando Barrenechea se vuelca con mayor profundidad al ejercicio de la crítica genética luego de otras derivas teórico-metodológicas que continúan su inicial formación en el Instituto de Filología Hispánica de la Universidad de Buenos Aires.…”