“…Hace ya dos décadas que, en el contexto argentino, los formatos de publicación virtuales que emergieron con internet -entre ellos, las cuentas en redes sociales como Facebook, Twitter, Instagram y Youtube-introdujeron cambios evidentes y relevantes en las maneras de producir, hacer circular y leer obras literarias. Algunos estudios han abordado de manera específica estos cambios, sobre todo en el polo de la producción: qué hacen los escritores con sus publicaciones en estas plataformas digitales que tienen a su disposición y en las que intervienen de diversas formas (Rodríguez Ruiz, 2018;Vanoli, 2019;Vigna, 2014). En términos generales, si bien la producción de libros digitales en Argentina se estancó -con algunas salvedades coyunturales-en la última dé-cada, 1 las redes sociales se han consolidado como "vidrieras" donde poner en escena el yo público (Groys, 2014), colocar, "testear" y promocionar las producciones, ampliar su circulación y también como espacios de interactividad mediada por algoritmos entre escritores, editores, libreros, periodistas y lectores.…”