En 1729-1730, en la provincia de Antioquia, Nuevo Reino de Granada, se adelanta un juicio contra tres jóvenes mulatos por el rapto de una joven española. Los protagonistas de este caso son un ejemplo de cómo los individuos estaban insertos en estructuras relacionales en las que actúan normas formales e informales y que se sustentan tanto en el capital económico como en el capital social-relacional; el estudio de esta red de relaciones permite develar elementos centrales de la estructura de la sociedad colonial a los que todo individuo, sin importar su condición económica o étnica, estaba sometido en mayor o menor medida. Se trata de una mirada en la que el análisis microhistórico de las redes familiares se complementa con el análisis del honor y la limpieza de sangre como formas que toma el capital social en el mundo colonial.