Objetivo: Analizar el nivel de conocimiento del profesional odontólogo sobre la violencia ejercida en niños, niñas y adolescentes, poniendo énfasis en la importancia de su actuación para la detección, atención y derivación de potenciales casos que posibiliten, dentro de un contexto multidisciplinario, una intervención oportuna y efectiva. Materiales y métodos: Se realizó una encuesta a 132 odontólogos, 123 mujeres y 9 hombres, con experiencia profesional de 2 a 43 años, profesores universitarios especialistas en odontopediatría, cursantes de carreras de especialización y posgrados afines o aquellos que desarrollan sus actividades laborales en 2 hospitales públicos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires atendiendo a menores de edad. La encuesta totalizó 15 preguntas distribuidas en 3 categorías cuyos ejes temáticos ahondaron respecto al conocimiento sobre violencia ejercida contra menores (Categoría 1), sospecha de un presunto maltrato infantil en la consulta (Categoría 2) y factores que condicionan la eventual derivación del caso (Categoría 3). Cada pregunta incluida en las 3 categorías se direccionó conforme a si el ámbito profesional del sujeto encuestado era especialista/cursante de posgrado (Grupo 1) u hospitalario (Grupo 2). Resultados: En la primera categoría se observó una significativa carencia de formación específica en la etapa de grado con un 89% para el grupo 1 y 93,75% para el grupo 2, aunque éstos últimos han accedido a cursos de perfeccionamiento y actividades tendientes a incrementar destrezas y aptitudes en un 71,87%, contrastando con el 24% del otro grupo. Asimismo, el 29% del grupo 1 y un 50% del grupo 2 conocían los protocolos establecidos en sus entornos profesionales. Ambos consideraron que el odontólogo no está capacitado para detectar conductas orientativas hacia posibles casos (89%, grupo 1; 87,5%, grupo 2). Para la segunda categoría, el grupo 1 respondió positivamente en un 73%, en tanto que el grupo 2 lo hizo en un 84,38%. En la tercera categoría se destacó para el grupo 1 un elevado porcentaje en las preguntas relacionadas al temor por parte del odontólogo de agravar las acciones de violencia familiar (64%) o represalias (55%) contra el niño si efectuaran la derivación. En los mismos ítems, el grupo 2 respondió con porcentajes disímiles (28,13% y 31,25%, respectivamente). Finalmente, se diferenciaron claramente los resultados en cuanto al desconocimiento de los procedimientos a seguir si amerita derivar un caso, con un 71% para el grupo 1 y un 34,38% para el grupo 2. Conclusión: Se hace imperioso instruir y capacitar al profesional odontólogo, concientizándolo sobre la necesidad de conocer la legislación vigente y los mecanismos de detección y ulterior derivación. Si bien aquellos que desempeñan su labor a nivel hospitalario aparecen como mejor preparados para actuar, existe un evidente desconocimiento general que conlleva el riesgo de no advertir o proceder inadecuadamente en casos de violencia que atenta contra la seguridad de niños, niñas y adolescentes.