“…A este respecto, Guerrero (1995) recalca enérgicamente que la ventaja absoluta no debe reducirse bajo ningún concepto a una ventaja absoluta de productividad, puesto que el coste de producción de una empresa se encuentra afectado conjuntamente por los salarios reales y la productividad. El país más productivo sólo será más competitivo que el país con los salarios reales más bajos, en tanto y en cuanto la diferencia en productividad sea más elevada que la diferencia en los salarios reales (Guerrero, 1995;Góchez & Tablas, 2013;Boundi, 2017Boundi, , 2018aBoundi, , 2018b. De lo contario, el coste de producción será más elevado y los márgenes de beneficio más bajos en el país más productivo.…”