“…El análisis de la ubicación de la población, donde la incidencia de estas variables son más altas, coincide frecuentemente con las zonas más propensas a acontecimientos catastróficos, es decir, que la seguridad en relación con el acceso al agua y alimento se ve disminuida entre las comunidades más vulnerables, donde las mujeres se ven incluso más expuestas, tratándose de un sector históricamente relegado de las políticas de acceso a la educación y, tradicionalmente, responsables de la seguridad alimentaria de las familias, así como del cuidado familiar y comunitario posdesastre(Fernández et al, 2020;Vega et al, 2019). Por ejemplo, las mujeres son quienes que, en gran medida y a pesar de la falta de visibilizar el trabajo doméstico y comunitario, se encargan del cuidado de plantaciones, ancianos, animales y de la alimentación, pero también de la socialización de niños, niñas, como fundamento constituyente de la reproducción laboral en el sistema económico capitalista(Cielo & Vega, 2015;Federici, 2014;Kofman, 2016).De acuerdo a las lógicas internacionales y regionales de la GdR, la política de gestión de riesgos en Ecuador se fue modificando también.…”