Editorial -Volumen XI, Nº 42 -Octubre 2015 305Introducción Siguiendo a los clásicos, el obeso es el nutrido en exceso. En definitiva, lo más característico del obeso es el exceso de grasa corporal, superior al 33 % en el caso de las mujeres y del 25 % en el de los varones. De tal manera que el diagnóstico más preciso se obtiene de las medidas directas de masa grasa que nos ofrece la densitometría (Direk 2013) u otras técnicas de imagen como la resonancia magnética. Sin embargo, la sencillez y difusión de la ecuación del estadístico del siglo XIX, Lamberto Quetelet, han hecho que en la actualidad, la inmensa mayoría de las instituciones públicas y privadas, encabezadas por la Organización Mundial de la Salud, admitan como referencia (OMS 2015) el Índice de Masa Corporal (IMC). No obstante, las controversias se han ido acumulando durante los últimos años. En primer lugar, existen diversas peculiaridades raciales que limitan la precisión. Por otro lado, la definición de obesidad como enfermedad, y sus consecuencias en la política sanitaria, han hecho a los estudiosos del tema buscar una redefinición más precisa para permitir aplicar las medidas terapéuticas eficazmente. Así, un notable grupo de investigadores, liderados por la American Association of Clinical Endocrinologists (AACE) y el American College of Endocrinologists (ACE), propusieron el pasado año 2014, en su 23 er congreso anual,un documento de trabajo para modificar el criterio actual de definición de obesidad, sobre el que se está trabajando en la actualidad. La propuesta de reforma consiste en considerar sobrepeso únicamente a las personas con IMC de entre 25 y 29,9 kg/m 2 , que carezcan de complicaciones relacionadas con la obesidad (síndrome metabólico, diabetes tipo 2, dislipemia, hipertensión arterial, hígado graso no alcohólico, ovario poliquístico, apnea del sueño, artrosis, reflujo gastroesofágico o discapacidad de movimientos). Se pasaría a considerar obesidad grado cero, a los que tengan un IMC > 30 kg/m 2 , sin las complicaciones citadas, para los que sólo sería recomendable la modificación del estilo de vida. La obesidad grado 1 correspondería a IMC superior a 23 -25 kg/m 2 y aumentos de cintura abdominal (según razas), con al menos una complicación relacionada con la obesidad, leve o moderada, que haría recomendable el empleo de programas de modificación de conducta adicionales. La obesidad grado 2 quedaría reservada a pacientes con IMC superior a 23 -25 kg/m 2 y aumentos de cintura abdominal (según razas), con al menos una complicación relacionada con la obesidad de carácter grave, que podría hacer necesario añadir, a las recomendaciones citadas, la cirugía bariátrica (Tucker 2014).Estas reflexiones apuntan a perfilar la figura del obeso metabólicamente sano, que suele considerarse el sujeto con IMC superior a 30 kg/m 2 , con menos de 2 complicaciones como las siguientes: HTA, HbAc1 > 6 %, Proteína C Reactiva (PCR) > 3 mg/L, ↓ HDL o ↑TG (Bell 2014). Se trata de una figura controvertida, sobre la que todavía no parece haber un consenso gene...