“…La dirección escolar es un factor clave en la organización de los centros educativos, por lo que se han realizado numerosos estudios sobre diversos aspectos, entre los que destacamos estudios sobre el perfil de la dirección y sus funciones (Fullan, 2014;Serrano y Martín-Cuadrado, 2017), sobre la forma de elección y acceso (Montero, 2012;Rodríguez, Rodríguez, Artiles, Aguilar y Alemán, 2013), sobre cómo se podrían evaluar (Armas, 1996), sobre la necesidad de su profesionalización (Lorente, 2012;Barrios, Iranzo y Tierno, 2013), sobre su autoestima (Bernal, 1995), sobre su liderazgo y logros académicos (Bolivar, 2013;Blase y Kirby, 2013), sobre su formación y selección (Cantón, 2013;Silva, del Arco y Flores, 2017), sobre su evolución histórica (Murillo y Gómez, 2006) o sobre las dificultades para su ejercicio (Villa, 1998), pero no se han encontrado estudios que se centren en el enfoque de la detección de buenas prácticas en el ejercicio de la dirección de centros educativos. La presente investigación pretende satisfacer esta necesidad, por lo que desde la metodología cualitativa se ha querido profundizar en el conocimiento de las buenas prácticas en el ejercicio de la dirección escolar considerando las siguientes variables: las relaciones entre profesorado y equipo directivo, los procesos de retroalimentación, los resultados que debe tener una buena práctica, la respuesta a situaciones novedosas, las variables a tener en cuenta para alcanzar los objetivos, las actitudes del buen director, las dinámicas de proyecto e innovación, el intercambio de prácticas docentes y, por último, los procesos de autoevaluación.…”